Diosa...
Ella tenía en su mirada el poder de cambiarlo todo, de revertirlo, acelerarlo, detenerlo... Era una tormenta de arena en el mar, un ser divino, casi omnipotente, única... Como una orquídea floreciendo en la nieve.
Ella podía detener el tiempo y el espacio... Y sin embargo, su mayor poder estaba escondido más allá de esos ojos nocturnos, de esa sonrisa cósmica, y de esos labios de fuego... Tenía el poder de amar todas las cosas, todos los seres, todo el universo...
Y así, mientras los ávidos de poder anhelaban poseer sus favores, los nobles de corazón sólo se sentaban y admiraban sus creaciones...
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