Obituario
La noche había comenzado con una suave lluvia que distorsionaba todos los sonidos de la calle. Hace más de media hora que veo desde mi balcón las luces centelleantes de los autos moviéndose entre las calles, dirigiendo la vida de otros hacia destinos que nunca sabré. Otro sorbo de ese extraño vino. Otro momento alimentado por una falsa soledad. Al fin estoy tranquilo, después de tantos años. Es extraño como la calma, la paz y la absoluta relajación pueden provenir de lo más simple de la vida. Una sonrisa vacía, una mariposa que se esconde de las gotas de lluvia en mi ventana. Nada tiene sentido, pero nada es ilógico tampoco. Cada momento de nuestra vida son simples colecciones de tiempo, vitrinas llenas de momentos que poco a poco se completan en suspiros, sonrisas y lágrimas. A estas alturas, son cosas que ya pertenecen a otro orden de ideas, como si fueran dominios distantes de una misma vida, con la constante pregunta acerca del tiempo, de lo rápido que pasa, de lo veloz qu...